La resurrección
Pasado el día de reposo,[] al amanecer del
primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el
sepulcro. Y hubo un gran terremoto; porque un
ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se
sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago, y su
vestido blanco como la nieve. Y de miedo de él los
guardas temblaron y se quedaron como muertos. Mas
el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé
que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha
resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E
id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí
va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho. Entonces
ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las
nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he
aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose,
abrazaron sus pies, y le adoraron. Entonces Jesús les dijo: No temáis; id,
dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán.